Acompáñame donde no pasa el tiempo,
te esperaré dos o tres mañanas.
He vigilado este santuario y sus ruinas
pero no puede seguir inutilizado.
La urgencia, en ocasiones, me desespera,
entonces me doy un baño de agua caliente
y espero a que el sol ilumine mis pupilas.
La jugada es que los sueños no acompañan.
Fluir, fluir, dejar fluir mis emociones,
esas que en parajes indecisos brotan solas.
Voy a dejarme llevar y dejarte venir,
nos mudaremos más allá de la materia.
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