10 de abril de 2011

Guerra de los imposibles exiliados

El campo abierto de mi infancia se ha vuelto un búnker.
Los pasillos se arremolinan y todos dan a la misma habitación sin salida.
La habitación es triste, y oscura, la más triste y oscura que nunca vi.
En ella haré mis planes de victoria y en ella moriré derrotado.

Cogí fuerzas en la campiña y recogí los frutos salvajes que pude
pero, por hormiga trabajadora que seas, las provisiones no son eternas.
Alimentarme de migajas no me vale, es insuficiente,
y las más hermosas frambuesas no sacian mi voraz apetito.

Focos encima del teatrillo infantil, el que no falla, donde el malo muere.
¿Qué son cien años de afilar una daga si luego podré salir de este búnker?
Salir y correr, dejar atrás esta guerra absurda contra el intercambio,
huir de los valores de la madre impuesta, hacer posibles los exilios imposibles.

Pero, ¿de que me sirve afilar y abrillantar esta hoja durante mil años?
¿Para que si el futuro no hace más que correr con una cuerda atada a mi cuello?
Me ofrezco voluntario para soluciones finales, ridículas y absurdas.
Soluciones idiotas que conseguirán acabar con la llamada guerra de los imposibles exiliados.

Unámonos todos, como buenos imposibles, levantémonos y huyamos como cobardes que somos.
¿Acaso no hay derecho a salirse de los términos? Busquemos caminos no asfaltados,
que por no asfaltados no han de ser pedregales repletos de agonía.
Última llamada para los imposibles exiliados, la daga está lista y a punto de zarpar.

3 comentarios:

  1. Vaya, qué sorpresa, me encanta cómo lo escribes pero me impresiona que de un resurgir tan valiente requieras de otros que te acompañen para tomar la decisión de salir del búnker, contradictorio, ¿no?. A veces arriesgarse, salir de lo cotidiano, en definitiva: el camino fácil, nos plantea esos miedos e inseguridades. Quizás no hay que pensar tanto las cosas y tirarse de cabeza, aunque falles en la decisión, al menos te quedará la conciencia tranquila de que has hecho lo que debías. Ánimo.

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  2. Hola Aina :).

    Pues lo que planteas es una interpretación muy plausible. La cuestión es que hay otra, alternativa y compatible a la vez: que más que requerir del apoyo de otros apueste por el compartir, por la colaboración, por la reivindicación del colectivo.

    Me gusta más como suena esta segunda pero posiblemente haya un poco de la primera. Los caminos difíciles se hacen un poco más fáciles en compañía.

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