Querer y no querer
adentrarme en tu excelencia,
que es lejana para mi
y por ello me atormento.
Me revientan vuelos largos
y te pierdo yo la pista.
Me ansía y rememora
la vergüenza de otros días.
No he sabido, por ahora,
conjurar viento y marea.
Reescribo, valeroso,
la tortura de estos tiempos.
Y me pienso que meamos
como el agua del futuro.
Me parece que me adoras
y me pierdo en el respeto.
Ya no como por las noches,
me indigesto ante el vacío,
que no es ausencia ni extravío.
Se murió mi adolescencia.
No me decido a perdonarte
por tu extraña complacencia.
Me estrecho, sin soltura,
y espero tu respuesta.
A los abismos paralelos
yo no quiero enfrentarme.
¿Y si la improvisación
se ceba en el camino?
Si se ceba, que se cebe,
y renuncia en los albores.
Sentir los desvencijos de mi alma
y la más amarga de las dichas.
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