1 de marzo de 2010

El peso de la moral

Estrechado por la inocencia no quedan palabras.
Rechazo, aunque respiro, la mágica diversión.
Miradas furtivas, de orgullo, de entrega,
sostenidas en este ambiente sobrecargado.

Todo es difuso, todo es hijo bastardo,
fruto de la tradición moral instigadora.
Nos besa y aplasta, y nosotros, conformes,
mas es la que sigue entre nosotros tres.

Pero ven, cógeme, llévame y atácame,
no veo el momento de gritar de dolor.
Dolor al sentir las ganas de revolución.

Y los tiempos cambian, las personas cambian,
más contento de ello no podría estar.
Hace tiempo que no me siento violado,
¿Y qué hago yo con tanta inseguridad?

Espero, paciente, resultados que indiquen,
que el mundo funciona según planeamos.
Evidencias que dejen tan claro como whisky
que siempre he sido alguien de largo plazo.

Así que ven, agárrame, ráptame y atácame,
no veo el momento de gritar de dolor.
Dolor al sentir las ganas de revolución.

4 comentarios:

  1. Es ideal como canción.
    Lo es?
    Y si no, podría serlo ;)
    Espero que las ganas de revolución siempre estén latentes...


    Un beso


    Lala

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  2. Me encanta encontrarme en alguna visita diaria que has actualizado. Bonito poema, y no me atrevo a decir nada más. Siempre vuelan en otro plano!

    muá muchachote!

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  3. Lala: no nació como canción, como todos los demás, nació como poema, pero tras tu petición trataré de que sea la próxima adaptación a una de las canciones de mi banda.

    Yoli: a mi me da que el hecho de que no te atrevas no quiere decir que no tengas nada que decir. Hacemos una cosa: algún día, elige tu cual, has de atreverte. El día que te atrevas te esperan una patatas del cau, ¿Qué me dices a eso?

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  4. me ofendes si te piensas que puedes comprarme con unas patatas en el cau... bueno, sí que puedes xD aunque no hacía falta. Con pedirmelo buenamente bastaba. Algún día petit, algún día...
    :)

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