9 de enero de 2011

De exilios imposibles

¿Por qué me echas tu que me diste de beber?
Me amamantaste con locura y ahora me amontonas
en la pila de cadáveres de aquellos que no te importan.
¿Cómo no lo hacemos si somos tu razón de ser?

En nosotros se basa toda tu fuerza y reputación
por más que la uses en nuestra contra, a tu favor.
Nos maltratas, nos acomplejas y nos ignoras;
nosotros nos quejamos pero te otorgamos la razón.

Un respiro en forma de libertad es lo que pido;
un espacio donde la vida sea vida y no burocracia;
un rinconcito donde disfrute de mi mismo y de los míos;
un lugar donde ni te importe ni me importes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario