28 de enero de 2011

El roce de vidas imposibles

Después de reposar en los paraísos más cercanos,
tras alejarme de los infiernos en que me veo inmerso,
los estímulos se acrecentan, me alentan la pelvis
y me dan motivos para creer que toda vida es posible.

Es cuando pruebo un poco de esa vida imposible,
una vida que me facilitan los más ruines,
los más despiadados amantes,
solo entonces, es cuando me pregunto,

¿dónde está la genialidad sino en ver cosas que no existen?
Con mis nuevos, inexpertos y suaves ojos,
aun no raspados por la amargura, la codicia y la pereza
te compraré una vida que puedas disfrutar,
una vida que aun no existe (ni existirá),
un camino que me inventaré sobre la marcha.

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